sust. fem.
1) Local donde se tiene considerable número de libros ordenados para la lectura.
2) Mueble, estantería, etc, donde se colocan libros.
3) Conjunto de estos libros.
4) Obra en que se da cuenta de los escritores de una nación o de un ramo del saber, y de las obras que han escrito.
5) Colección de libros o tratados análogos o semejantes entre sí.
Historia. La necesidad humana de reunir obras escritas viene de muy antiguo. Desde el momento en que el hombre comprendió que la obra escrita constituye una segunda y poderosa memoria que sirve no solo a un individuo sino a todo el que se acerque a ella. Asirios, egipcios, griegos y romanos tuvieron importantes bibliotecas, destacando entre todas las del mundo antiguo, los vastos archivos de las civilizaciones mesopotámicas, cuyos libros eran láminas de arcilla impresas con signos cuneiformes, en los cuales reunían documentos históricos, obras de ciencia y religión, poesía e incluso novelas. Mucho más célebres fueron, sin embargo, las de Alejandría y Pérgamo, rivales entre sí, y que llegaron a albergar 500.000 volúmenes la primera y 200.000 la segunda. En realidad, el funcionamiento de aquellas grandes bibliotecas antiguas sobrepasaba el simple mantenimiento ordenado de libros de consulta y constituían las verdaderas formas iniciales de las futuras universidades. En la Edad Media, la invasión de los pueblos bárbaros motivó la desaparición en masa de las grandes obras de la antigüedad. Las poquísimas obras que pudieron ser rescatadas se guardaron bajo la protección de conventos y monasterios, en donde los monjes los copiaron y conservaron cuidadosamente. De esta forma han podido llegar hasta nosotros algunas importantes obras de la antigüedad clásica. La civilización árabe contó asimismo con bibliotecas de fama internacional, como las de Córdoba y Bagdad, desgraciadamente destruidas. Una gran revolución en la historia de la cultura fue marcada por la invención de la imprenta, que permitió multiplicar, y por lo tanto abaratar, el número de volúmenes. A partir de este momento, las bibliotecas aumentan considerablemente en todos los países. Si embargo el concepto de biblioteca no ha sido el mismo en todos los tiempos. Hasta la época moderna, las bibliotecas no solían ser un lugar de lectura, tal como las concebimos hoy en día, sino simplemente, donde se guardaban obras. Estaban, por lo tanto, cerradas al gran público y tan sólo al alcance de algunos pocos privilegiados. En la actualidad se destinan a bibliotecas grandes edificios con toda clase de comodidades para el lector de todas las edades y de todas las condiciones sociales que puede conseguir un libro deseado con la mayor rapidez. Las más modernamente instaladas gozan ya de restaurante, sala de música sala de lectura para ciegos, etc. Sin embargo, incluso en nuestros días, las principales bibliotecas conservan ciertas obras de inmenso valor ocultas al público, para protegerlas de eventuales perjuicios. Gracias al nuevo sistema de reproducción fotográfica en microfilm, los lectores pueden cada vez más tener acceso también a reproducciones de esas obras.